miércoles, 27 de noviembre de 2019

Resistencia




Los saqueadores, desarmados, salieron de estampida siguiendo las instrucciones recibidas; severamente apaleados, no querían más.
Un par de disparos les hizo parar en seco…
— ¡Alto…! ¡No escapéis sin llevaros ese fardo repugnante de ahí!
El fardo era Marianín, que yacía inconsciente entre sus propios excrementos con signos de congelación. Recogieron al compañero que al despertar comenzó a dar grandes alaridos.
—Tranquilo, Marianín, que nosotros también vamos servidos, dijo Frutos que le habían volado dos dientes ¡Compañeros! –Continuó- habrá que llevar al camarada hasta nuestra guarida; nos turnaremos.
Llevaban recorrida media legua cuando, hartos de los lamentos de Marianín, lo arrojaron por un precipicio. Los manuales de la Causa no reflejaban que tuvieran que transportar estorbos.

Emboscados los siete individuos de la Resistencia, vieron salir a la Guardia Civil de la masía; Tenían campo libre, como pronto, en veinticuatro horas no regresarían los guardias. Calcularon el suficiente alejamiento de la Benemérita y abandonaron su escondrijo dirigiéndose en tropel a la masía. Estaba anocheciendo y corría un viento helador.
— ¡Adelante, compañeros! -dijo Frutos el mandamás- ¡Por la Resistencia, por la noble lucha contra regímenes totalitarios! ¡No nos doblegarán, nuestro tesón hará alcanzar al proletariado cuotas de libertad jamás soñadas! ¡Si es necesario eliminaremos a quien discrepe de las ideas del partido!
Estas mesnadas, solían estar compuestas por individuos asilvestrados, adoctrinados y afiliados a un partido, acostumbrados a las sacas y dar “paseos” a quien estorbe; además de delatar y dar falso testimonio para beneficiarse. Iban bien armados con fusiles y abundante munición y al tener delitos de sangre, temían caer en manos de la justicia. Si entraban en una casa de labranza, podían rezar los dueños que sólo les saquearan la despensa y la bodega. Cometían toda clase de abusos; sobre todo si había mujeres jóvenes. También tenían muy arraigada la aversión al trabajo.
Dejaron vigilando a Marianín, el más tonto. — ¡Camarada Marianín! ¡A quien se acerque, le vacías un cargador en las tripas! Llamaron…
— ¡Abran a la guerrilla de la Resistencia!
— Qué quieren; ya estuvieron la semana pasada… No nos queda nada.
Los masoveros estaban hartos, entre los guardias y las guerrillas, les agotaban todos víveres.
— Tienen obligación de abastecer a la Resistencia.
Entraron. Dejaron sus armas en un rincón y se sentaron en la larga mesa de la estancia con fuego acogedor; Todo ante los atemorizados moradores; un matrimonio y dos hijas veinteañeras.
Exigieron de malos modos buena cena, y “preparen viandas abundantes para llevarnos. Rápido, que si me enfado será peor”. Marianín, asomado por un ventano contemplaba la escena; olvidó su labor de centinela. Lamentable; sintió un crujido en su espalda al tiempo que le tapaba la boca Miguelón, el Tenazas. Le apodaban así porque con sus zarpas había dejado sin resuello a un mulo a punto de relinchar. Cayó sin sentido. Miguelón y otro compadre, recogieron el arma y munición del camarada y observando la posición de semejante tropa desarmada, entraron de sopetón disparando al aire, precisamente cuando Frutos iba a sentar en sus rodillas a la hija mayor. Este detalle enfureció sobremanera a Miguelón que andaba enamoriscado de ella. La Resistencia tuvo que resistir mientras intentaba protegerse, un aluvión de patadas, trallazos, puñetazos y recias palabras. Jamás calcularon que iban a probar parte de su propia medicina.

Vicente Galdeano Lobera.

2 comentarios:

  1. Mesnadas y Masoveros; dos palabras que no había oído nunca y por lo tanto he tenido que recurrir al diccionario. Leyendo se aprenden palabras nuevas y para saber lo que significan, hay que recurrir a sitios donde te dan las oportunas explicaciones..., desde que te sigo aprendo. Gracias Vicente. Hasta tu próximo comentario o historia.

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    1. Gracias a ti por leerme, Armando. Pues sí, leyendo se enriquece el vocabulario de la persona; casi sin darse uno cuenta. Por otra parte, es muy buena costumbre, cuando hay alguna duda, consultar el diccionario. Un abrazo.

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