viernes, 27 de diciembre de 2019

Formas igualitarias






El lenguaje ha sufrido variaciones desde siempre. El idioma se tiene que emplear para entenderse las personas; y no para esas mismas personas ser esclavos de unas reglas y formas gramaticales innecesarias.
Los puristas, que los hay, tienden a culpar a esta plaga de políticos analfabetos que nos ha tocado soportar, de romper la estructura de una lengua que han utilizado generaciones de autores para deleite nuestro. Pero esta casta, los políticos, gozan de unas asignaciones y prebendas excelentes. No serán tan tontos, pienso yo. Lo que pasa es que estos señores, blanco de todos los odios, quieren simplificar las reglas del castellano; es decir, convertir en una especie de filólogo hasta al mismísimo Jesulín y su ex. Y eso, sin ser pecado, es de agradecer.
Comenzó esta tendencia allá por los años ochenta del siglo pasado. Como muestra del buen hacer de nuestros representantes, cogeremos cualquier fragmento de rueda de prensa por la década de los ochenta de cualquier político, por ejemplo de don Yoseba el Barrendero, ministro; empezaba siempre con un lenguaje igualitario, precursor del buenismo y de lo políticamente correcto. Viniera a cuento o no, siempre contestaba. “Cuap, cuap, cuap,,,, coppañeros y coppañeras… Cuap, cuap cuap… es intención de este gabinete guppernamental, el servir escruppulosamente…, cuap, cuap, cuap, a sus votaptes…” después este hombre soltaba una retahíla de jerga demagógica con conceptos, que seguro él entendía, como: libertad, democracia, responsabilidad, pueblo soberano, voluntad popular y más: se pegaba buen rato entre cuap, cuap, cuap... hablando sin decir nada. Eso sí, empleaba siempre el soniquete compañeros y compañeras demostrando un sentido igualitario nunca visto. Sentido igualitario no sé si tendría, pues lo cierto es que  ése, con otros dos más fueron condenados por la Audiencia por robar mil millones ¡Ah! Falta aclarar el cuap, cuap cuap al comienzo de cada frase. Era un pequeño defecto en el habla del ministro que parecía que arrancaba a cacarear como los patateros Amelio y  Lumínguez cuando les retiraron la enorme paga por callar lo de los fondos reservados.
A partir de aquí, y llevamos años, la mejora del lenguaje es imparable. Con perlas oídas en un mitin como jóvenes y “jóvenas”, soltada por una eminente señora; “monomarental” por monoparental, dicho también por una ilustrada mujer; portavoz y “portavoza…” sentenciado por una fémina desde su escaño… el acercamiento del idioma sencillo y comprensible a la plebe lo han conseguido; basta mirar los mensajes de los móviles y el hablar de muchos jóvenes para darse cuenta.
Siguiendo con el tema no puedo obviar a un artífice de peso; un mandatario regional cuya sensibilidad a flor de piel y gracejo natural no pasan desapercibidos. Este gobernante rizaba el rizo en el asunto de marras; con suma exquisitez comenzaba sus peroratas: “Compañera y compañero, ¡Ele! ¡Lolailo! Que tengo una grasia que no se pue aguantá”. Con extrema delicadeza y exquisitez, daba siempre preferencia a la mujer y su localismo significaba plural, claro. Un día en un pleno tuvo un pequeño altercado, una congresista le soltó a bocajarro algo así:
—“Ceñoría, ademá de compañera y compañero, le farta er compañere…”
El mandatario olvidó la delicadeza y la exquisitez y después de cambiar de color, ordenó furioso:
— “¡Guardias! ¡Expulcen a eza muhé de la zala! Y, de pazo, impónganle una güena murta; asín aprenderá”.
El gobernante, muy suspicaz, se había sentido aludido por el proceso de los eres en que estaban investigados varios altos cargos por desviar fondos, es decir, por robar a manos llenas inmensas partidas de dinero destinado a mejoras de la comunidad. Al examinar la cuenta bancaria de este señor, sólo había ochocientos euros. Manifestó que altruistamente donaba todo a sus hijos.
Se supone que pagando los impuestos reglamentarios. Faltaría más.

 Vicente Galdeano Lobera.





1 comentario:

  1. En tu escrito es inevitable notar la ironía que empleas para señalar a estas camarillas improductivas que soportamos. Indicas muy sutilmente lo oportunistas que son para sacar tajada de cualquier situación.Haces ver también, como florece su vena dictatorial en cuanto les tiran a dar. Me gusta.

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