jueves, 2 de febrero de 2017

Restauraciones, pronunciamientos y demás



 En el pasar de la Historia, a distintos tramos de tiempo, entre uno y varios años, se les pone nombres sonoros según quien barandea el asunto. Ahí tenemos en el siglo XIX buena muestra de ello; que si Sexenio Absolutista, Democrático; Trienio Liberal, Década ominosa, Moderada; Bienio Progresista, Moderado; Unión Liberal, Regencias varias… y habría para rato. Estos periodos suelen afectar más bien a las consabidas camarillas de parásitos que aprovechan la coyuntura política para medrar al sol que más calienta sin importarles un bledo la honra que tanto nombran y, mucho menos, el pueblo llano, que es quien se lleva los palos y las miserias.
    Iba Elisenda Estébanez de regreso a su aldea, que distaba una media hora de la casa solariega donde se empleaba en domar a dos niñas, más bien dos bestezuelas, como institutriz. El paraje estaba todo nevado, pero habían retirado la nieve del camino y daba sensación de caminar por el cauce de una ancha acequia en seco. Al estar todo helado, por lo menos no había barro; la zona ganaba en hermosura, y al ser el día claro, su blancura casi dañaba los ojos.
    Enero 1875; echando la vista siete años atrás, recordó que desde el comienzo de su trabajo –cuando La Gloriosa en 1868, que Isabel II tuvo que marchar de España-, apenas había cambiado nada, al menos en la comarca; siempre el mismo camino, la misma rutina… Bueno, sí; algo se notaba, las niñas ya tenían diez y doce años, y ella rebasaba ya los treinta. Marchaba acompañada de estos pensamientos cuando la alcanzó un pequeño carruaje; era don Samuel Quintanar, mediano hacendado de la comarca que frisaba ya los cincuenta. Le gustaba de veras Elisenda, pero de natural muy retraído, jamás le “habló”. Sólo se lo daba a entender con excesivos detalles amables y miradas; pero no pasaba de ahí. Si le hubiera ido de cara, Elisenda seguro que no lo hubiera rechazado.
    —Buenas tardes, Elisenda; suba conmigo, la acercaré hasta su casa y, de paso se lleva una cesta con nueces y almendras de las que traigo de mi almacén.
    Sorpresa se llevo ella. Atenta a sus meditaciones no lo había sentido llegar.
    —Don Samuel, usted siempre tan amable. No tiene porqué molestarse…
    —Es más bien un placer; suba, suba. –Elisenda se recogió el vestido y, ayudada por Samuel, subió al pescante- La veía muy pensativa, ¿algún problema?
    — ¡Ah, no! ¡Lo normal! Iba rumiando que a nosotros los cambios de gobierno no nos afectan, nos siguen dando palos igual.
    —Pues yo tengo la esperanza que con el nuevo rey don Alfonso XII, algo mejorará la vida de los españoles. Ha estudiado en Francia, Suiza e Inglaterra, espero que lleve la nación por buenos derroteros, que buena falta hace.
 —Como no meta en cintura a las excesivas camarillas, arreglados estamos. Además, soy desconfiada, le apodan el Puigmoltejo; en otros tiempos no lo habrían proclamado heredero. Mire usted el episodio de Juana la Beltraneja; y, más cerca, el de don Carlos II el Tonto. Y también –Continuó Elisenda- seguro que es mujeriego, como todos los de su estirpe… Y pagándole las rameras el pueblo; como siempre.
    — ¡Uy, uy, uy, uy! ¡Qué cosas dice, Elisenda…! Y qué instruida está usted –se escandalizó Samuel, que siempre estaba a favor del poder establecido- No denigre de la realeza, según quien la escuche le puede traer complicaciones. Recuerde a Castelar, por criticar “El Rasgo” de Isabel II le quitaron la cátedra.
    Mientras sea verdad, pensaré y diré lo que me plazca, con arreglo a mis convicciones, se dijo Elisenda.
    Ya en su casa, Elisenda dio rienda suelta a maldecir la plaga de políticos insaciables que sufría España. Le producían verdadero asco, teniendo la sensación de estar gobernada por una banda de ladrones, dando por sentado que en la ignorancia se viviría con las mismas penurias. Pero más feliz.


 Vicente Galdeano Lobera.

5 comentarios:

  1. Hola Vicente, como narras , la historia se repite , y "mas" de lo mismo ,un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola Vicente, como narras , la historia se repite , y "mas" de lo mismo ,un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  3. Merece la pena. Me alegras la tarde. Con mucha información y utilizándola con sutileza, llegas a retratar con eficacia la España que no cambia. Parece fácil unir la parte de análisis político y el superficial acercamiento galante, pero no lo es y me encanta cómo lo resuelves.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. José, Gracias por tu atención. Mi sistema es muy sencillo; procuro escribir igual que hablo. Luego sale lo que sale... Un abrazo.

      Eliminar