Desliz
Estoy embarazada. No le voy a decir nada a Julián; guardaré el
secreto y nadie sabrá quien es el padre de mi hijo.
Julián estará de fin de semana con su familia y no le voy a
incordiar. Tampoco quiero romper un matrimonio que parece bien
avenido. Además, Julián no me gusta, se está quedando calvo y
tiene papada y barriga.
Reconozco que tuve yo la culpa, al asistir a su clase, otras alumnas
se lo disputaban con intención de que las aprobara; la verdad es que
él se ponía las botas. No sé cómo entré en ese juego, en esa
competición estúpida. En parte porque yo me he considerado siempre
la más guapa y, sobre todo, muy deseada por los hombres; y claro, en
este asunto tenía que ser la primera también. Y pasó lo que pasó.
Menos mal que tengo a mi novio de siempre que me adora, me idolatra,
cuando está conmigo se deshace y no ha estado con ninguna mujer, yo
lo sé; será fácil por tanto cargarle el mochuelo.
En mi interior, algo me dice que es pecado muy gordo lo que voy a
hacer. Lo reconsidero y como lo mantendré oculto, ni Julián sabrá
nunca que es hijo suyo.
Aun reconociendo mi culpabilidad, no pasa de ser un desliz.
Vicente Galdeano Lobera.